CELEBRAR LA EUCARISTÍA

Oratorio

Después de las fiestas Pascuales y las solemnidades de la Santísima Trinidad y el Corpus, retomamos el ciclo dominical o los domingos del Tiempo Ordinario. Hoy, en vez de homilía, intentaré hacer una breve catequesis sobre la celebración de la Eucaristía y cómo participar en ella. La homilía es una intercomunicación, la catequesis, una enseñanza, el sermón, una reflexión teológica o espiritual.

Para celebrar la eucaristía dominical no basta con seguir las ceremonias prescritas o pronunciar las palabras prescritas. No basta tampoco cantar, santiguarse o darnos la paz en el momento adecuado. Es muy fácil asistir a misa y no celebrar nada en el corazón; oír las lecturas correspondientes y no escuchar la voz de Dios; comulgar piadosamente sin comulgar con Cristo; darnos la paz sin reconciliarnos con nadie. ¿Cómo vivir la misa del domingo como una experiencia que renueve y fortalezca nuestra fe?

Para empezar, es necesario escuchar desde dentro con atención y alegría la Palabra de Dios y, en concreto, el evangelio de Jesús. Una madre viuda lleva a enterrar a su hijo único. (Lc 7,12) ¿Qué será de ella en adelante? Jesús va a Naín a proclamar la Buena Noticia, y encuentra el cortejo fúnebre… “No llores”. Necesita intervenir… Lo entrega a su madre. La Madre ya no está sola. Él no quiere ver a nadie llorando…. Él quiere siempre que la vida se imponga a la muerte.
Durante la semana, televisión, radio prensa… Vivimos aturdidos por toda clase de mensajes, voces, ruidos, noticias, información y publicidad. Necesitamos escuchar otra voz diferente que nos cure por dentro, que nos devuelva la vida.

Es un respiro escuchar las palabras directas y sencillas de Jesús. Trae verdad a nuestra vida. Nos liberan de engaños, miedos y egoísmos que nos hacen daño. Nos enseñan a vivir con más sencillez y dignidad, con esperanza. Es una suerte hacer el recorrido de la vida guiados cada domingo por la luz del evangelio.

La plegaria eucarística constituye el momento central. No nos podemos distraer. «Levantamos el corazón» para dar gracias a Dios. Es bueno, es justo y necesario agradecer a Dios por la vida, por la creación entera, por el regalo que es Jesucristo. La vida no es sólo trabajo, esfuerzo y agitación. Es también celebración, acción de gracias y alabanza a Dios. Es un respiro reunirnos cada domingo, cada día, para sentir la vida como regalo y dar gracias al Creador.

La comunión con Cristo es decisiva. Es el momento de acoger a Jesús en nuestra vida para experimentarlo en nosotros, para identificarnos con él y para dejarnos trabajar, consolar y fortalecer por Él, con Él y en Él.

Cantamos juntos el Padrenuestro sintiéndonos hermanos de todos. Le pedimos que a nadie le falte el pan ni el perdón. Nos damos la paz y la buscamos para todos. Así la eucaristía de cada domingo y de cada día puede ser un referente.

3 comentarios en “CELEBRAR LA EUCARISTÍA

  1. Michael dijo:

    Una buena preparación para celebrar la eucaristía podría ser confesarse primero.
    Es como quitarnos el mono sucio, estrecho e incomodo que llevamos durante el trabajo diario y lo cambiamos por el alba, vestimenta de todos los bautizados, que es limpio, ancho y da libertad de movimiento.

  2. Maria Agustina dijo:

    Buscar a Dios Para mi es Esencial y Ratos de Silencios Dentro de mi Vida Seglar laica.Cuando hay E.E.Para Laicas Monasterio Del Sobrado? Lo nesecito hace más de 7/ Años que No tengo E.E.Muchas gracias Maria Espín.

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