Pinceladas sobre el amor

La Cena | Guillaume Bardet | Convento de La Tourette (Francia) | 2017

La palabra amor, es posiblemente una de las más usadas en los últimos doscientos años. A su sombra se han justificado las atrocidades más espantosas y se han explicado las actitudes más solidarias. Los santos, los dictadores, los bondadosos, los asesinos, los sacerdotes y los hechiceros, los eruditos y los analfabetos, los amantes y los desamorados; todos hablan de amor y muchos de ellos ni siquiera saben de qué están hablando. 

El corazón del ser humano es un instrumento musical, contiene una música grandiosa; dormida, pero está allí, esperando el momento apropiado para ser interpretada, expresada, cantada, danzada. Ese momento llega a través del amor. Una persona sin amor nunca conocerá qué música ha estado llevando dentro de su corazón. Es sólo a través del amor que la música comienza a tomar vida, se despierta y deja de ser un potencial para convertirse en realidad. 

El amor es valioso en sí mismo: no tiene ningún propósito, no tiene ningún fin. Es un anhelo profundo de ser uno con Dios, con todo, de disolver en una unidad el tú y el yo. El amor no tiene razón alguna. Siempre hay una cierta locura en el amor. Simplemente puedes decir: ‘Todo lo que sé es que amar es experimentar el espacio más hermoso dentro de uno mismo’. Pero eso no es un propósito. Ese espacio no es mental. Ese espacio no puede domesticarse.

El amor es una flor muy frágil. Tiene que ser protegido, cuidado, tiene que ser regado; sólo entonces se fortalece. Se ama como algo natural, tal y como se respira. Cuando ames a alguien, no empieces a exigir; si no, desde el principio mismo, estarás cerrando las puertas. No tengas ninguna expectativa. Si algo aparece en tu camino, siente gratitud. Si nada viene, no es necesario que venga, no lo necesitas. 

Si tratas al amor como un negocio, malograrás tu vida, el amor y todo lo que hay de hermoso en ello, porque todo lo que es bello no es en absoluto negociable. Los árboles florecen, las estrellas brillan y no tienes que pagar por ello y nadie te exige nada. Un pájaro viene y se posa en tu puerta, te canta una canción y no te pide un certificado o algo así. Ha cantado su canción y luego, muy contento se va volando, sin dejar huellas. Así es como el amor crece. Da y no esperes a ver cuánto puedes conseguir.

Nos empeñamos en la permanencia, en la duración, cuando la única continuidad posible en el amor, está en el desarrollo, en la fluidez, en la libertad. El amor es como la fragancia de una flor. No te pide que crees una relación ni que seas de una forma determinada, que te comportes de cierta manera, que actúes de cierta forma. No exige nada. No está dirigido a nadie. Simplemente comparte. Y en este compartir, tampoco existe el deseo de recibir una recompensa. El mismo compartir es la recompensa. Cualquiera que se acerque beberá de él y estará encantado con él, enriquecido por él.

Cuando el amor se convierte para ti en una fragancia, contiene una belleza fascinante y tiene algo, mucho, de divino. Tiene eternidad. El tiempo es muy lento para los que esperan; muy rápido para los que tienen miedo; muy largo para los que se lamentan; muy corto para los que festejan. Pero, para los que aman, el tiempo es eternidad (William Shakespeare).

‘¿Cómo ha amanecido hoy tu corazón, hermano?’, preguntaba el indígena al joven de la ciudad que había llegado hasta la montaña para compartir la vida sencilla y limpia del campesino. Y el corazón del joven no sabía dar respuesta. Así un día y otro día hasta que el joven, al despertar, escuchaba en silencio su corazón. En los últimos días de su experiencia en la paz y el silencio de la montaña, el joven había descubierto que tenía corazón; había palpado su corazón; había aprendido a mirar y ver en lo profundo de su corazón. Al dejar la montaña el joven preguntó al campesino: ‘Hermano mío, ¿cómo ha amanecido hoy tu corazón?’. Y el indígena dándole un abrazo sincero le dijo: ‘Hoy bien; mañana, no lo sé. Durante este día que Dios me regala vigilaré mi corazón y lo mantendré despierto, para que cuando llegue la noche mantenga encendida la luz de la fe y arda el fuego del amor ante el Dios del silencio y de lo profundo’.

6 comentarios en “Pinceladas sobre el amor

  1. mari dijo:

    Gracias querida Comunidad,
    que el Dios del silencio mantenga despierto nuestro corazón, donde arde el fuego que nos funde en un único Amor!

    Mi abrazo fraterno a cada uno de los hermanos.

  2. Mane dijo:

    Pinceladas de amor.
    Amor hasta el extremo.
    Escuchar la música grandiosa de nuestro corazón!!! Nos lleva a la escucha de la voz de Dios en nuestro interior, que nos mueve al amor y al servicio a los hermanos.
    Anoche cuando dormía
    Soñé, ¡bendita ilusión!
    Que era Dios lo que tenía
    Dentro de mi corazón.
    Magnífica y bella homilía, llena de amor, ternura y poesía. Nos indica el camino a seguir. GRACIAS

  3. Beatriz dijo:

    ¡ qué bien se está con el Señor!
    “ Para Dios, lo más agradable es el alma enamorada. Por eso Él se complace en vivir en su antro.”( Silesius ).
    ✝️🛐

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