En este día en el que María presenta a Jesús en el templo, contemplamos, con el anciano Simeón, al que es Luz de las naciones y Salvador de los pueblos. La Iglesia celebra hoy la jornada mundial de la vida consagrada, con el lema: peregrinos y sembradores de esperanza.
Para familiarizamos con la esperanza tenemos que atrevernos a mirar al futuro permaneciendo abiertos al Dios de las sorpresas, que nos tiene acostumbrados a trastocar nuestros planes invitándonos a asumir cosas que nunca imaginamos. La esperanza no es optimismo, es algo más hondo que un estado de ánimo. La esperanza no es tanto la convicción de que todo va a salir bien, cuanto la seguridad de que tiene sentido lo que hacemos, sin preocuparnos de los resultados.
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